Mujeres que ejercen la prostitución en España procede de países de América Latina. Colombia, Venezuela, Brasil y República Dominicana
España es uno de los destinos europeos donde muchas mujeres migran para ejercer como trabajadoras sexuales, ya sea como escorts de lujo o en contextos de prostitución más generalizada. Este fenómeno está vinculado a diversos factores, como la búsqueda de mejores oportunidades económicas, la trata de personas o, en algunos casos, la elección personal dentro de un marco de libertad. Sin embargo, los países de procedencia de estas mujeres reflejan un complejo entramado de desigualdades económicas, sociales y geográficas.
Un grupo significativo de mujeres que ejercen la prostitución en España procede de países de América Latina. Colombia, Venezuela, Brasil y República Dominicana encabezan la lista debido a las crisis económicas, políticas y sociales que enfrentan. Muchas mujeres llegan atraídas por la promesa de mayores ingresos o son captadas por redes de trata que operan entre continentes. La proximidad cultural y lingüística con España también facilita su integración inicial, aunque muchas veces en condiciones precarias o bajo explotación.
En segundo lugar, destaca la presencia de mujeres procedentes del este de Europa, especialmente de países como Rumanía, Ucrania, Bulgaria y Moldavia. Estas regiones, marcadas por dificultades económicas y altas tasas de desempleo, son focos principales para las redes de trata de personas. Mujeres jóvenes son a menudo engañadas con falsas ofertas de trabajo y luego obligadas a ejercer la prostitución. Rumanía, en particular, es un país clave en este flujo migratorio debido a la actividad de grupos criminales que operan tanto en su territorio como en España.
África también es una región de origen importante, especialmente en el caso de mujeres nigerianas. Muchas de ellas son víctimas de trata y llegan a España después de peligrosas rutas migratorias. En algunos casos, estas mujeres se enfrentan a deudas impuestas por sus tratantes, lo que las obliga a permanecer en situación de explotación. Además, se encuentran con barreras culturales y legales que complican aún más su situación.
Finalmente, aunque en menor medida, también hay mujeres de Asia, como de China y Tailandia, que llegan a España para trabajar en el sector. Sin embargo, su presencia suele estar más asociada a contextos de explotación en redes cerradas.
El panorama es complejo y destaca la necesidad de políticas que combatan la trata de personas, protejan a las trabajadoras sexuales y ofrezcan alternativas reales para aquellas que deseen salir del sector.